Como hinchas de un equipo de fútbol arrasan la ciudad, ocupan plazas, bares, tiendas y aceras.
La ciudad es suya, no hay espacio para sus ciudadanos.
Afortunadamente, como vienen se van. Las vacaciones se acaban y cruzan el último instante del puente camino de vuelta ...
Vivir en una ciudad turística (los pueblos perdidos en la montaña ahora también lo son) me hace pensar en el turismo corrosivo y me pregunto ¿hay turismo no corrosivo? ¿el turismo enriquece o destruye? ¿Deben las ciudades poner límite al turismo? ¿están preparadas para albergar a un 100% de ocupación hotelera?
En los bares, en los campos de fútbol, en los teatros, en los cines ... hay aforo limitado ... ¿y en las ciudades?
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