Dos ejemplos de hacia dónde va el planeta. En Estados Unidos, los restaurantes de comida rápida sin bajarte del coche –los “drive-thru”– están empezando a sustituir a los empleados que atienden a los clientes por trabajadores en la otra punta del mundo que, a través de un altavoz y un micrófono, toman nota del pedido desde la India o Filipinas para después enviar de vuelta la comanda a la cocina. La distancia es abismal, en kilómetros pero también en salarios. Sólo la segunda variable importa: con Internet, hoy sale más rentable subcontratar fuera del primer mundo al que apunta las “dos hamburguesas con queso”. ¡Quién necesita inmigrantes cuando pueden vivir el “sueño americano” sin salir de casa! La deslocalización ya no sólo afecta a la industria o a la agricultura, ahora también le toca al sector servicios. Empezó con los centros de atención telefónica, pero pronto cualquier empleo susceptible de teletrabajo podrá ser reemplazado por otro obrero con condiciones laborales aún más precarias. En la nueva cadena del capitalismo globalizado, el precio lo marcará el eslabón más débil, el país con la mano de obra más barata.
Segundo ejemplo, también de Estados Unidos. Hay unos pilotos que cada día lanzan bombas sobre Afganistán pero que jamás han pisado ese país y cenan cada noche con su familia, en su hogar. Son los operarios que manejan los aviones teledirigidos MQ1-Predator y MQ-9 Reaper desde la base militar de Creech, al norte de Las Vegas, en Nevada. Matan sin salir de casa, y entre ellos y sus víctimas no sólo hay decenas de miles de kilómetros, también la impersonal distancia con la muerte del que podría estar jugando a un videojuego. Bienvenidos al futuro, ¿su misil lo quiere con ketchup y patatas?
Ignacio Escolar
2 comentarios:
¿Y porque no hay trabajadores que desde su casa puedan desempeñar el trabajo que vienen haciendo en su oficina? Evitando así más coches en las grandes ciudades (con todos los problemas que eso podría ayudar a reducir), el éxodo del mundo rural, la conciliación con la vida familiar... ¿Porqué si sólo tengo que ir tres dos, un día a la semana, al mes o al año a la oficina, debo hacerlo todos los días. Porque no puedo elegir en trabajar desde el centro de trabajo o desde casa? cuando esto no influye en mi trabajo? El teletrabajo sólo se desarrolla para beneficio del empresario y si piensa que con ello va a perder el poder sobre el trabajador, lo evita. Pero no se da cuenta que sus propios trabajadores llegan mosqueados después de una hora de atasco, de saber que tienen que dejar al niño enfermo con la abuela pensando más en el propio niño que en su trabajo. Miedo a la pérdida de poder, ni siquiera un interés de benificio económico es lo que hay detrás. El teletrabajo no tiene porque ser malo siempre.
Estoy de acuerdo contigo, nada es malo por si mismo, además, caso de algo ser algo por si mismo, mejor que sea bueno, ¿no?
Sin embargo, y aunque no creo que sea el matiz de esta entrada, siento disentir, al menos en parte, contigo en lo que dices. Digamos que cuando pienso en trabajo, lo pienso como algo, que complementa el desarrollo individual de cada persona. Me gusta pensar en la realización personal del individuo, cuando desarrolla un trabajo en el que se siente útil, necesario en la sociedad.
Las máquinas son útiles, ayudan mucho a facilitar la vida de los humanos, pero son máquinas. Busco sentimiento en los discurso de las máquinas, que grabados, me recitan mensajes. Pero por el momento no estoy tan loca como para no ser consciente de que no hay sentimiento por su parte. Nos deshumanizamos, con la excusa de facilitar el trabajo, como tú dices, la mayoría de las veces del empresario, con el beneplácito del trabajador que siente que su trabajo es más fácil. Pero ... ¿dónde queda nuestra esencia humana? ¿dónde queda nuestro trato, nuestro mirar a los ojos, nuestro sentir el instante de utilidad, de hacer bien nuestro trabajo al sentir la satisfacción del otro?
Concilación de vida familiar, medios de transporte, desplazamientos, lugares de trabajo ... eso son otras cuestiones, que mezcladas hacen de nosotros sólo seres alienados en nuestro trabajo y en lo que pensamos es nuestra vida individual (¿familiar?), al amparo de un mundo que nos mueve y nos lleva sólo donde el mercado quiere ...
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