por Isaac Rosa.
La justicia está politizada, quién la despolitizará, el despolitizador que la despolitice… El ministro Gallardón ha querido ser el protagonista del trabalenguas judicial, y en plena “semana fantástica” de la Justicia (Camps, Garzón, anuncios de reformas de peso) ha prometido despolitizar el gobierno de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial, primer paso para una Justicia “profesional” que quede en manos de los togados y donde el poder legislativo meta sus sucias manos lo menos posible.
Así dicho, suena estupendo. ¿Hay alguien que no esté a favor de despolitizar la Justicia? Con el desprestigio que la política se ha ganado, y el espectáculo que tan a menudo han dado los partidos en órganos como el Tribunal Constitucional (el reparto de cuotas, el bloqueo interesado a la renovación, la adivinación de sentencias según quien componga la sala), cualquier encuesta daría un noventa y mucho por ciento de ciudadanos favorables a despolitizarla.
Ahora bien: ¿lo contrario de esta Justicia partidista va a ser una justicia apolítica, pura, escrupulosamente profesional? No lo tengo tan claro. Por ahora, conocido el fuerte peso del conservadurismo entre los jueces, la despolitización que propone Gallardón conseguirá en efecto que deje de haber jueces de derecha y de izquierda, para que a cambio haya jueces de derecha o muy de derecha.
Nos guste o no, la Justicia tiene que ver con la política. Aunque pueda parecerlo, la administración de Justicia no es una ciencia exacta, ni los jueces son máquinas de aplicar la ley dictando sentencias como quien aplica una fórmula matemática. Que el modelo por el que se ha pretendido hasta ahora que la Justicia refleje la composición de la sociedad (que siempre es más plural que la tradicional composición de la judicatura) haya fallado no significa que la alternativa sea el corporativismo, dejar la justicia en manos de sus profesionales, pues por la misma regla de tres acabaríamos dejando que los jueces hiciesen todas aquellas leyes que deben aplicar, que para eso son los que saben del asunto. Ojo con los despolitizadores.
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