Ayer volvió a ser tema candente en Twitter Willy Toledo. Los tuiteros que se informan en los únicos medios defensores de España y la verdad se enfadaron mucho con el actor por asistir a una de las manifestaciones más multidinarias del País Vasco. Resultaba curioso leer los mensajes que demonizaban a Willy Toledo sin ninguna referencia a las miles de personas que también recorrieron las calles de Bilbao tras la misma pancarta. Debe ser que muchos de los tuiteros no se nutren de La Gaceta, que ya puestos a satanizar a Toledo lo hacen por igual con el resto de manifestantes y llama a los manifestantes por su nombre: proetarras ...
Al leer tanta falta de argumento, tanta canción repetida sin pararse a pensar un poquito me indigno. Me parece genial, por enriquecedor, que la gente tenga opiniones distintas pero siempre que se basen en argumentos, no en actos de fe. O si es por fe que digan: pienso tal cosa basándome en mi fe en ello. Y ya está, yo tan contenta, pero cuando empiezan con argumentos basados en hechos inciertos ... ¡perdemos demasiado como género humano! Se espera mucho más de nosotros, ¿no?
Otro ejemplo, de actualidad, sobre esta forma de crear opinión lo describe muy bien Ignacio Escolar.
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