Hubo un tiempo en el que el teléfono tenía un cable que lo unía a un lugar. En ese tiempo, cuando el teléfono sonaba se dejaba cualquier conversación y se iba corriendo hacia él. Esa prioridad por la llamada, por la persona inexistente en el lugar, sigue vigente. Ahora además los teléfonos han dejado de tener cable para ir con nosotros a cualquier lugar. Ahora además no sólo te pueden llamar, también te pueden mandar un mensaje de texto corto. Y la prioridad del teléfono sigue latente. ¿La razón? quizá la excusa de la urgencia: puede que sea algo importante. Pero una vez descubierta que la importancia no es tal, se continúa la conversación telefónica (a veces se acorta) o se responde al mensaje de texto. Comunicación a distancia. La tecnología ha avanzado mucho más y ahora podemos ir a una cafetería y entrar solos a tomarnos un café, porque en realidad no estamos solos, estamos comunicando con nuestra ventana de ordenador (para ser más moderno úsese mac) o trabajando en lugares en los que antes parecía complicado. No debe extrañarnos, ¿no? es como antes cuando entrabamos solos a una cafetería y leíamos el periódico o un libro.
Estos inventos que parecen ayudarnos a comunicarnos mejor, ¿realmente lo consiguen? ¿hacen tambalear las comunicaciones sin distancia?
¿Por qué no se estila lo de no coger el teléfono? Si de verdad la misión del teléfono fuese la de la urgencia, ¿por qué no se han inventado una forma de llamar en modo urgente, de forma que el teléfono se iluminara en rojo? Andamos sobre seguro, ¿no? al que se tiene delante se tiene y no estamos para perder al que está al otro lado del teléfono o de la pantalla del mac ...
1 comentario:
Uhm...tienes razon. Es cuestion de acostumbrar a amigos y familiares, a mi lo de poner cara de perro cuando una llamada hace que mi conversacion cara a cara se interrumpa durante quince minutos ha acabado funcionándome.
Ahora agradezco enormemente un "cojo un segundo,no te importa,no?" o un "perdona, te dejo, que no estoy solo/a,ahora te llamo", y dese luego siempre intento no escuchar a las voces del más allá cuando hay alguien sentado enfrente.
Una comuniación que rompe otra...una comunicación incomunicativa.
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