Hoy don Mariano ha anunciado una fecha: 30 de marzo. Ese será el día que presentará los presupuestos generales del Estado para el 2012 (bueno, para lo que nos quede de año ...).
¿Por qué esa fecha y no antes? Ya lo sabemos, ¿verdad? El 25 votamos en Andalucía y el 30 de marzo comienzan las vacaciones de Semana Santa ... Ya lo dijo Isaac Rosa mañana fiesta, hoy tijera.
No sé qué me duele más, que nos consideren tontos o que actuemos como tales. El PP (Partido Populista) está por encima del bien o del mal, debe ser porque piensa que tiene a su dios de su lado. Aunque en realidad yo creo que lo que tiene de su lado es el silencio en las urnas que legitimó su mayoría absoluta. Los números no engañan, pero cada cual los puede entender como quiera. Para el Gobierno los que nos manifestamos en la calle no tenemos mucha validez, salvo por nuestro derecho a expresar nuestra opinión, ya que los únicos números legítimos son los escaños otorgados al partido que nos gobierna con mayoría absoluta. El pueblo habló, dice nuestro Gobierno.
Para los que nos manifestamos en la calle es el Gobierno el que no tiene una validez absoluta para decidir sobre nuestras vidas, ya que sólo un 30% de las personas con derecho a voto depositaron su confianza en el PP.
El próximo 25 de marzo los andaluces tenemos una nueva cita con las urnas. Ojalá me equivoque, pero creo que el Partido Populista encontrará un nuevo número para legitimar su absolutismo. Don Mariano se guardará en la chistera la gaviota de los presupuestos, que comenzará a volar con fuerza después del día 30. Pero eso da igual, los fieles al dios populista depositarán un cheque en blanco, o en azul, en las urnas, como ya lo hicieron el 20N. Seguramente prometan justo lo contrario de lo que luego hagan, pero da igual, ya está pasando a nivel nacional y no se tiene noticia de votantes del PP que pidan rectificar su voto por incumplimiento del programa.
Por otro lado, los que nos oponemos a las salidas de la crisis por la derecha somos tan puristas que cada cual trabaja a su modo y al final, el único punto de encuentro que tenemos es la calle, en la que volvemos a ser una mayoría absoluta, eso sí, una mayoría absoluta de sin papeles, porque los perdimos en nuestra dispersión en las urnas (tanto por ir a votar como por no ir).
No sé que me duele más, que nos consideren tontos o que actuemos como tales ...
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