RAE:
Tertuliar:Estar de tertulia, conversar.
Conversar:Dicho de una o de varias personas: Hablar con otra u otras.
(Un velero en tu sofá)
25 de febrero de 2012
Intervención de Luis G. Montero en la manifestación del 19 F en Granada
El 10 de febrero de 2012, el Gobierno del Partido Popular, por un Real Decreto de Ley y sin contar con los agentes sociales, ha decidido imponer una reforma laboral que es una verdadera agresión a los derechos de los ciudadanos.
Se han roto todos los consensos sociales y se dejan libres las manos de la explotación. Cuando los poderes financieros actúan de forma más cruel, el Gobierno del Partido Popular deja a los trabajadores a la intemperie. Llueve sobre mojado. En el mes de septiembre de 2011 los sindicatos convocaron una huelga general porque el Gobierno anterior pasó de la lluvia a la tormenta. Con este Gobierno pasamos ahora de la tormenta al huracán. Las cosas estaban mal, pero se ponen mucho peor. Bajo las explicaciones burocrática, demagógicas y torticeras, el Decreto Ley se resume en una barbaridad: el despido será más rápido, más barato, más sencillo, sin regulación de las leyes y sin vigilancia ni arbitrio del los jueces.
En vez de solucionar la tragedia andaluza y española del desempleo, la derecha decide atacar la dignidad laboral de los que tienen trabajo. En vez de convenios colectivos, se anuncian despidos colectivos, tanto en el ámbito público como en el privado.
El Gobierno no ha querido crear empleo a través de la única manera posible: las inversiones públicas, la animación del consumo y la aprobación de normas financieras para que los bancos dejen de acumular capital en la economía especulativa y ayuden con créditos a la pequeña y mediana empresa en favor de la economía productiva.
Y es que el Gobierno no trabaja para los ciudadanos españoles, sino para los grandes intereses financieros multinacionales. El Gobierno no responde a la soberanía nacional. Por eso facilita nuestro despido no solo como trabajadores, sino también como ciudadanos. ¡Estamos perdiendo nuestro puesto de ciudadanos en esta democracia basada en las mentiras!
El Gobierno se cree legitimado para todo por las urnas. Es verdad, ganó las últimas elecciones. ¿Pero eso lo legitima para todo? Yo le recuerdo al Gobierno que pidió el voto de la gente para combatir el paro y para crear puestos de trabajo. Mentía. En su programa electoral no estaban unas medidas económicas que han generado ya y van a seguir generando más desempleo. En su programa electoral no se encontraba esta reforma laboral que facilita el despido y somete a los trabajadores a una precariedad cada vez más parecida a la indefensión del esclavismo. Y nosotros no somos esclavos. Somos ciudadanos. El programa electoral del Gobierno fue una gran mentira y sus votos no lo legitiman para dinamitar el diálogo social y la dignidad de los trabajadores.
Democracia es poder votar, pero es también no ser engañado por los programas electorales mentirosos. Democracia es que el trabajo forme parte de la justicia social, construir una comunidad equilibrada, defender el bienestar de las personas y asegurar los servicios públicos. La sanidad pública, la educación fundada en la igualdad de oportunidades, el trabajo digno y los salarios justos son los argumentos reales de la democracia. No pueden hablar en nombre de la democracia aquellos que agraden con recortes los derechos públicos para favorecer los intereses privados, aquellos que ponen en duda el sistema de pensiones del Estado para favorecer los fondos privados que después utilizarán los bancos para especular con sus inversiones despiadadas.
No puede hablar en nombre de la democracia quienes empobrecen de forma consciente la vida de sus ciudadanos, quienes acaban con la regulación de sus horarios y sus jornadas laborales, quienes juegan con el despido como medida preventiva y cierran los ojos ante una trágica situación de desempleo, quienes refuerzan una y otra vez los desmanes de una economía neoliberal propia de la acumulación salvaje y desalmada de capitales.
Que dejen de mentir. Que no intenten robarnos nuestra condición de ciudadanos.
Mienten cuando afirman que la culpa de la crisis económica la tienen los salarios.
Y mienten cuando afirman que la culpa del desempleo la tiene una legislación laboral atenta a los derechos de los trabajadores.
Y mienten cuando afirman que el sector público pesa demasiado. La verdad es que estamos muy por debajo de los países desarrollados de Europa en atención social y en puestos de trabajo. Así que mienten.
Y mienten cuando afirman que su intención es crear empleo.
Y mienten cuando afirman que imponer la precariedad laboral hasta los 30 años es animar el empleo joven.
Y van a seguir mintiendo en el Parlamento cuando utilicen las discusiones y el proceso de enmiendas para endurecer todavía más esta reforma con ayuda de la derecha catalana, esa derecha que quiere hacer con Andalucía lo mismo que la derecha Alemana está haciendo con España.
Mienten, mienten, mienten… La mentira es la condición de su estrategia política. Y ya está bien de mentiras, porque las mentiras fundan el dolor. Maldita sea una economía que aumenta las desigualdades y permite que en España haya hoy 11 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza.
Cuando una comunidad descubren el asalto del enemigo, los vigilantes dan la voz de alerta y llaman a las armas. Nuestras armas democráticas son la movilización y la conciencia política. Llamemos a la movilización y también a la política.
¡A la política! Porque esta batalla no es sólo un problema de los sindicatos. La falta de respuesta no será sólo una derrota sindical. Esta batalla es de todos los ciudadanos y ciudadanas, los que están en paro, los que ven peligrar su puesto de trabajo, los que van a ser humillados con una legislación laboral tan mezquina y los que están a punto de perder su condición de ciudadanos en manos de la mentira, de los políticos que traicionan a la sociedad para ponerse del lado de la banca y de los poderes financieros.
¡A la movilización! ¡A la política verdadera! Que los políticos asuman también su responsabilidad en esta lucha, que den la cara, que no dejen solos a los sindicatos, que respondan al asalto contra la democracia, que denuncien las mentiras de los banqueros y de sus cortesanos.
Mienten con tanta desfachatez porque se sienten fuertes, porque han heredado la prepotencia de la dictadura franquista y su falta de compromisos sociales. Como están acostumbrados a los paraísos fiscales, quieren disfrutar también de un paraíso jurídico.
Quieren ser los dueños de un país en el que las leyes permitan la explotación libre de los seres humanos.
Quieren ser los dueños de un país sin pudor, capaz de inhabilitar al juez que intenta investigar los crímenes del golpe de Estado de 1936, el juez que quiere ofrecer justicia, verdad y reparación a las víctimas.
Quieren ser los dueños de un país que declara inocentes a los corruptos de las tramas económicas y castiga al juez se atreve a perseguirlos y a evitar la evasión de capital.
Quieren ser los dueños de un país en el que los valores sociales, la educación, la sanidad y la dignidad laboral no sean derechos cívicos, sino limosnas que dependan del buen humor o del mal humor de los señoritos.
Frete a la impunidad y la mentira social, no sólo basta con la verdad, con nuestra verdad de ciudadanos. Dependemos también de la esperanza. Hay alternativas, cambiar las cosas es posible, es posible una política distinta, una correlación de fuerzas distinta, un poder distinto, más justo, más solidario, menos cruel y mentiroso.
Yo sé que vivimos tiempos de descrédito. Desde luego es más cómodo descreer, no comprometerse, desconfiar de las ilusiones colectivas, de los políticos de izquierdas, de los líderes sindicales, de los sueños republicanos. Es más cómodo sentirse puro, despreciar a los demás. Pues bien, yo no vengo aquí como un poeta puro, sino como un poeta y un ciudadano comprometido. Sé que alguien estará pensando ahora que sólo hago poesía barata, que me he subido a esta tribuna para decir también mentiras. Pero os prometo que estoy hablando con el corazón en la mano. Y en el bosque de las mentiras y el fatalismo, el corazón es la fruta de la libertad. No dejemos que la derecha y el pensamiento reaccionario nos quiete la esperanza, porque eso es tanto como darnos por perdidos.
Frente a la mentira, verdad y esperanza. Frente a la ley del más fuertes y el sálvese quien pueda, espacios de unidad, plataformas de diálogo, acuerdos para defender nuestros derechos. Frente a la ambición insaciable de los avariciosos, una palabra colectiva que se levante para decir basta, basta ya de mentiras, basta ya de atropellos, porque no estamos dispuesto a que el siglo XXI y la vida de nuestros hijos estén gobernados por la explotación. Los mismos que quieren borrar nuestro pasado están dispuestos a dejarnos sin futuro. Pero tenemos memoria y esperanza, ejemplos de lucha y compromisos con el mañana. Vamos a estar de pie y abiertos hasta el amanecer.
Nos hemos reunido aquí para levantar, frente al silencio y la mentira, nuestra voz. Justas y juntas, indignadas y esperanzadas, repitamos las palabras que componen nuestro patrimonio: Trabajo, Dignidad, Cultura, Libertad, Igualdad, Fraternidad, Justicia Social. Y, por supuesto, compañeros y compañeras, Salud y República.
Luis García Montero.
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