29 de diciembre de 2009

Odio los telemaratones

Odiar es demasiado feo, como para usar el verbo sin estar segura.
Odio que en navidades (ese invento consumista (que no comunista)) las televisiones se pongan solidarias y me hagan sentir culpable a la hora de comer o de relajarme en el sofá.
Te hacen sentir tan mal que para ahogar tu angustia das unos cuantos euros y así puedes seguir con la falsa consumista.

Sé que esto es impopular, pero lo pienso tanto como el odio a los telemaratones. Las ongs, los telemaratones, son sólo una forma fácil de calmar al consumista con brotes de culpabilidad.
¿Resuelven algo? Posponen la agonía y retrasan la rebelión del débil.
¿Qué pasaría si no hubiese donaciones del ciudadano, si no existieran las ongs? Los oprimidos, explotados y pisoteados por el primer mundo crecerían y tomarían conciencia de grupo y lucharían contra nosotros hasta dejarnos clarito que las cosas tienen que cambiar.
¿Y nosotros?, nosotros deberíamos ser solidarios de verdad y no de limosna de ricos entre polvorones. Deberíamos exigir a nuestros estados que ayuden y cooperen con los necesitados. Deberíamos tener clarito que vivimos tan bien gracias a que hay gente que vive muy, pero que muy, mal.

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