¿O los ciudananos que vivimos en las polis?
Plantear estas preguntas ya me parecen de un derrotismo ofensivo. Personalmente respondería a ambas que no, aunque la impresión cotidiana pudiera inducir a un sí, por supuesto.
Hoy voy a ser categóricamente radical y decir lo que me aburre:
Me aburre la resignación con reproches.
Me aburre "el todos son iguales".
Me aburre "el yo peor porque el otro empezó primero".
Me aburren el recelo, el miedo al miedo, el hastío.
Me aburre las conversaciones con dos interlocutores y ningún receptor.
Me aburre ...
Me aburre descubrir que me aburre todo lo anterior y no encontrar la forma de acabar con ese aburrimiento pastoso.
A mi no me aburre la política, me aburre el tener que vivir en una polis en la que el individualismo impera legitimado por un falso aburrimiento colectivo.
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