¿Cómo se llamaba?

¿Ese aparato que hacía ruido por la mañana? (Septiembre acecha y tendré que volver a usarlo ...).
Televisiones, radios y periódicos se cansarán de hablarnos del síndrome posvacacional, un tema para tenernos entretenidos un ratillo, ¿no?

¿Trabajar es malo? Yo diría que no, vamos, a mi me gusta mi trabajo. Y en general diría que cuando trabajamos nos sentimos útiles y eso creo que gusta, ¿no?
Para mi las dos grandes putadas del trabajo son:
1.- La obligación: el tener que trabajar cuando a lo mejor no te apetece y el no poder trabajar cuando a lo mejor te apetece.
2.- El tener que hacer lo que otro te dice. Hay días que puede estar bien porque una no tiene ganas de tomar decisiones, ni de pensar ... pero en otras muchas ocasiones una se siente lo suficientemente fuerte como para no apetecerle hacer lo que otro dice sin más. Y claro lo bonito sería que se pudiese discutir ... pero ... no está el mundo mucho por el diálogo ¡una pena! (pero es una realidad, ¿no?) y además los escalafones parecen estar bien definidos, no se estila llevarle la contraria a los jefes.

Si esas dos cosillas se solucionaran no tendría ningún problema con el fin de las vacaciones. Pero como esas dos cosillas por el momento no tienen solución ... ¡es una putada que se acabe agosto! Entonces ... ¿por qué debemos volver al trabajo? ¿Os imagináis? Llega el día 1 de septiembre y todos los que deberíamos volver al trabajo no lo hacemos ... Envía: El día 1 de septiembre no vuelvo al trabajo, todavía no me he cansado de las vacaciones. Volveré cuando lo haga (avisaré cuando empiecen los primeros síntomas). ¡Pásalo!