Los jefecillos, que seguramente quieren contentar a sus jefes y estos, a su vez a sus superiores, se han aprendido muy bien la canción del resolutivo: ¡hay que ser más resolutivo! ¡hay que ser más resolutivo! Soniquete que parece golpear a los trabajadores cual látigo a los esclavos que construían pirámides.
Resolutivo es la palabra de moda de los que piensan que en la vida todo consiste en ganar dinero. Han descubierto la clave parar el éxito: eficacia, rapidez y determinación. Con estas características está claro que lo que buscan es una máquina, sin embargo las máquinas, por ahora, no pueden desempeñar todos los trabajos. Me pregunto si esos jefecillos que están todo el día con la palabrita resolutivo en la boca, alguna vez se habrán planteado por qué el trabajo que exigen que se haga con rapidez, eficacia y determinación no lo puede hacer una máquina.
En estos tiempos, en los que se mercantiliza a las personas, se machaca a los que pretenden realizar su trabajo teniendo en cuenta todos los factores que creen influyen en él.
Cada vez que alguien, que sé que hace su trabajo lo mejor posible, me cuenta que le dijeron aquello de ¡hay que ser más resolutivo! ¡hay que ser más resolutivo! me imagino a cientos de máquinas caminando hacia el jefecillo en cuestión, diciendo somos resolutivos, somos resolutivos y te vamos a comer de forma eficaz, rápida y con determinación ...
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