Apreciados compañeros de sociedad,
siempre he sido una defensora convencida de los pequeños comercios en las ciudades.
Y digo defensora porque son una especie en amenaza constante de ser depredada por los grandes centros comerciales.
En los últimos años, en los que el consumo ha bajado, he dejado de comprar en los grandes supermercados y centros comerciales, para comprar en vuestras pequeñas tiendas. Así, los sábados por las mañanas son días de carrito de compra y paseos por la carnicería, pescadería, droguería, panadería, floristería, bar-cafetería, ... Atrás quedó la visita rápida al supermercado en el que lo compraba todo, mirando las ofertas del día.
Ayer, cuando paseaba por la ciudad y vi vuestros comercios abiertos, me pregunté por qué debía seguir comprando en vuestras tiendas, si en ocasiones incluso el precio es más caro que en un gran almacén y el horario es mucho más restrictivo.
Y me surgió la duda porque vuestras puertas abiertas parecían cerrar, por vuestra parte, todo sentimiento de lucha colectiva contra una situación de adversidad general.
Y me surgió la duda porque vuestras puertas abiertas parecían anteponer vuestro, aparente, beneficio individual al bienestar general.
Y me surgió la duda porque vuestras puertas abiertas parecían cerrar los ojos ante el devastador futuro al que pretende llevarnos la Troika, que habla en boca de nuestro presidente del Gobierno.
Con esta carta, sólo pretendo compartir con vosotros, compañeros de sociedad, mis impresiones tras un día de huelga general. Este mundo lo hacemos nosotros. Cada uno de nosotros influye en los otros y los pequeños gestos producen grandes cambios.
Esta estafa, que algunos se encargan de llamar crisis, nos está devorando a todos (como los centros comerciales a los pequeños comercios) pero los que ayer hicimos huelga tenemos una cosa clara ¡unidos somos mejores! ¡unidos somos invencibles!
Estimado compañero de sociedad, una de las causas principales de esta gran estafa es el triunfo del divide y vencerás. Quizá ayer pensaste que esa huelga no era la tuya o que trabajando hacías un bien mejor. Desde mi afán de un mundo más justo y habitable para todos, te digo que ayer la huelga era un grito del pueblo europeo que está herido de muerte por los sablazos de la Troika. Ayer todos eramos imprescindibles, porque nuestras armas son la unión y el argumento.
Sin otro deseo que encontrarnos juntos en la reconstrucción de nuestra sociedad, se despide una granaína que le encanta disfrutar de los comercios pequeños de su ciudad.
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