28 de noviembre de 2011

Mi parte que no la iluminen

Excelentísimo Sr. D. José Torres Hurtado,

este año en el que se ha modificado nuestra Constitución de modo urgente para contentar a los mercados, con la buena intención de que nos salven de esta tremenda crisis del sistema capitalista, le pido, como consumidora de la ciudad de Granada, que no ilumine la ciudad con adornos navideños.
Soy consciente de que la iluminación es un nuevo gusto a los mercados, en este caso a los comercios granadinos. Las luces crean un ambiente propicio al gasto y al consumo, bajo la hipnosis de la felicidad de las fiestas navideñas.
Pero estamos en unos momentos difíciles y fue por ello que las dos grandes fuerzas políticas de nuestro país decidieron contentar a los mercados con el nuevo artículo 135 de nuestra Constitución, dejando claro que es una "prioridad absoluta" pagar la deuda, recortando si hiciese falta en servicios públicos. Es por ello que me dirijo a usted para rogarle que no gaste nuestro escaso dinero público en luces. Este año, nuestros bolsillos no están para tantos farolillos. Si lo que pretende es ayudar a los comerciantes granadinos, quizá sería más efectivo donar a cada consumidor una parte del dinero destinado a las luces para que se gasten en compras en tiendas de Granada. En mi caso, ese aguinaldo también se lo puede ahorrar.

Atentamente,
una ciudadana de Granada.

23 de noviembre de 2011

22 de noviembre de 2011

Escrutinios

La creatividad de la gente es genial y la interpretación de las metáforas (evidentes) por parte de algunas personas es de estudio psicológico ...

Tomando la nueva era con sentido del humor


21 de noviembre de 2011

Don Mariano gobernará también para mi

Eso ha dicho Don Mariano, que con apenas el 32% de los votos de los censados, gobernará durante cuatro años España (dios mediante, como le gusta al nuevo régimen decir) con mayoría absoluta. Don Mariano ha dicho, que desde mañana, sin falta, se pone a trabajar para gobernar para todos (ahí me incluye a mi, entiendo). Así que me acostaré tranquila, que es lo que ha dicho Don Mariano, que estemos todos (ahí me vuelve a incluir a mi, entiendo) tranquilos, que aunque no pueda hacer milagros ¡nos va a sacar de esta crisis!
¡Qué feliz me ha hecho esta noche Don Mariano: va a gobernar para mi y nos va a sacar de esta crisis, sin milagros, pero felices!

20 de noviembre de 2011

Me gustaría que no hubiese abstención

O que fuese una cifra insignificante. La razón es clara: quiero saber, con la mayor precisión, la mayoría que apoya, según las encuestas, al PP. De este modo, cuando nos manifestemos contra las medidas que tomará el gobierno de Rajoy (según las encuestas y como ha anunciado Cospedal) los números que se desprendan de estas elecciones nos darán, o no, legitimidad.

18 de noviembre de 2011

16 de noviembre de 2011

Por solo un puñado de votos IU puede tener más representación

En Granada por ejemplo Raúl García (IU) podría entrar en el Parlamento, si se consigue ese "puñado de votos", y lo que hay que saber es que la disputa por ese diputado no es con el PSOE, es con el PP. Así que en Granada más que nunca el voto a IU es útil, ya no solo porque nos estamos jugando que una voz rebelde y granaína se escuche en Madrid, nos jugamos tener la legitimidad, que les gusta a muchos, la de los números. EL 20N tenemos que ser muchos, muchísimos los que le digamos a los poderes financieros que nos devuelvan nuestra democracia.

14 de noviembre de 2011

Iglesia abandonada


Balada de la gran Guerra

Yo tenía un hijo que se llamaba Juan.
Yo tenía un hijo.
Se perdió por los arcos un viernes de todos los muertos.
Le vi jugar en las últimas escaleras de la misa
y echaba un cubito de hojalata en el corazón del sacerdote.
He golpeado los ataúdes. ¡Mi hijo! ¡Mi hijo! ¡Mi hijo!
Saqué una pata de gallina por detrás de la luna y luego
comprendí que mi niña era un pez
por donde se alejan las carretas.
Yo tenía una niña.
Yo tenía un pez muerto bajo la ceniza de los incensarios.
Yo tenía un mar. ¿De qué? ¡Dios mío! ¡Un mar!
Subí a tocar las campanas, pero las frutas tenían gusanos.
y las cerillas apagadas
se comían los trigos de la primavera.
Yo vi la transparente cigüeña de alcohol
mondar las negras cabezas de los soldados agonizantes
y vi las cabañas de goma
donde giraban las copas llenas de lágrimas.
En las anémonas del ofertorio te encontraré, ¡corazón mío!,
cuando el sacerdote levanta la mula y el buey con sus fuertes brazos,
para espantar los sapos nocturnos que rondan los helados paisajes del cáliz.
Yo tenía un hijo que era un gigante,
pero los muertos son más fuertes y saben devorar pedazos de cielo.
Si mi niño hubiera sido un oso,
yo no temería el sigilo de los caimanes,
ni hubiese visto el mar amarrado a los árboles
para ser fornicado y herido por el tropel de los regimientos.
¡Si mi niño hubiera sido un oso!
Me envolveré sobre esta lona dura para no sentir el frío de los musgos.
Sé muy bien que me darán una manga o la corbata;
pero en el centro de la misa yo romperé el timón y entonces
vendrá a la piedra la locura de pingüinos y gaviotas
que harán decir a los que duermen y a los que cantan por las esquinas:
él tenía un hijo.
¡Un hijo! ¡Un hijo! ¡Un hijo
que no era más que suyo, porque era su hijo!
¡Su hijo! ¡Su hijo! ¡Su hijo!

Federico García Lorca

Una sanidad impagable

Cinco argumentos contra aquellos que dicen que el gasto sanitario español es desmesurado o que son inevitables los recortes y el copago, por Ignacio Escolar.

¿La abstención cambiará las encuestas?

Encuesta.

9 de noviembre de 2011

El hundimiento (de Rajoy)

Sé que el cine y la realidad no siempre van de la mano, pero ...

8 de noviembre de 2011

Cuesta mucho estar informados

Cuesta mucho estar informado, pero nos cuesta mucho más estar desinformados ...

7 de noviembre de 2011

Elecciones: lo que perjudica a las minorías

Una de las preguntas que se hace la gente es cómo influye el voto en blanco y el voto nulo en el reparto de los diputados, en función de los votos recibidos. Corren por ahí rumores que dicen que los votos blancos se los dan a la mayoría o cuestiones parecidas.
La realidad es que el voto en blanco es un voto válido y que las candidaturas cuyo número de votos no superan (en las elecciones generales) el 3% de los votos válidos en una circunscripción son excluidas del reparto de diputados. De este modo cada voto blanco colabora a la subida del número de votos necesario para que cada candidatura supere la barrera del 3%. ¿Esto perjudica a las minorías? Si la abstención es alta podría hacer que ciertas candidaturas no superan la barrera del 3% y por tanto no pudiesen acceder a la posibilidad de conseguir algún diputado. En esos casos, perjudicaría a esas candidaturas.
El voto nulo por no ser un voto válido no influye en el reparto.

En estos días, he visto que gente que no sabía de este matiz sobre el voto en blanco se estaba replanteando su decisión de votar en blanco y estaba pensando en votar nulo para no perjudicar a las minorías.
¿Para no perjudicar a las minorías? No acabo de entender ese deseo de no perjudicar a las minorías. Supongo que el elector que quería votar en blanco, pero ante la posibilidad de perjudicar a las minorías transforma su voto en nulo, con su voto pretende no votar al PPSOE.
¿Pero por qué no quiere perjudicar a las minorías? ¿Por qué no quiere perjudicar a ninguna minoría? ¿Pretende beneficiar a las minorías? ¿Por qué?

Lo que más perjudica a una minoría es que no reciba votos ...

6 de noviembre de 2011

Programa electoral de IU 2008 (no, no me equivoco)

Sé que estamos en el 2011. Pero me gustaría recordar el programa de IU de las elecciones generales de 2008, para aquellos que o no tienen memoria (o no quieren tenerla) y acusan a IU de ser oportunista al incluir "propuestas del 15M".
(Podemos remontarnos a muchos años atrás, ya que IU lleva desde sus orígenes manteniendo una línea de trabajo y acción coherente. Por supuesto, con los defectos que tenemos las personas y más aún las personas de izquierdas que se pasan(amos) el tiempo debatiendo sobre el qué debatir, y deteniéndonos, demasiado tiempo, en lo que nos separa, en lugar de avanzar con lo que nos une ...).

Señalo aquí sólo una ínfima parte de lo que en ese programa se decía (para el que la palabra izquierda le moleste puede cambiarla por abajo o los de abajo):


Un programa electoral debe ser un compromiso de avance en el contrato social. Por eso, debe atreverse a plantear las preguntas que acucian a la ciudadanía. De la misma manera, debe atreverse también a proponer respuestas conciliadas con el modelo de sociedad que se desea. Nuestro programa, insistimos, no es una subasta ni un ejercicio de marketing para convencer a los que supuestamente duermen en ese limbo del centro.
Traemos a vuestra consideración un programa que entendemos como un compromiso con nuestro electorado y con aquellos sectores sociales que piensan que podemos representar sus aspiraciones en las instituciones. Es, en esta etapa electoral, un instrumento para el debate, para la reflexión y también para el cambio político que precisamos.
Parece que se avecinan tiempos difíciles en la economía. La pregunta adecuada es: ¿quién pagará la próxima crisis?, ¿serán los de siempre, es decir los trabajadores y trabajadoras, la gente que vive de su salario, los jóvenes que, una vez más, verán cercenadas sus expectativas, las mujeres, a las que se invitará amablemente a esperar una nueva oportunidad, los precarios que verán, además, su puesto de trabajo en peligro? Si no hay fuerza electoral para impedirlo, la experiencia nos dice que los grandes acuerdos siempre se hacen hacia la derecha. Si no se cuenta con nosotros, sabemos de antemano dónde coincidirán PSOE, CiU, PP, a la hora de señalar quiénes tienen que cargar con la solución de las crisis.
Podemos y debemos aspirar a que la crisis no se soporte sobre las espaldas de los de siempre. Este programa está pensado para dar una respuesta a la certidumbre que hoy comparten millones de personas: se puede vivir de otra manera.
Por eso, desde Izquierda Unida entendemos necesario trasladar a la ciudadanía una inquietud que se nos renueva con cada injusticia: ¿Hace cuanto que la izquierda dejó de atreverse a pensar un mundo diferente? ¿Cómo ha sido que se han ido rebajando más y más las reclamaciones para conseguir una democracia real? ¿Podemos explicar por qué le ha vencido a una parte de la izquierda el miedo o la resignación?
[...]
Tres décadas de políticas neoliberales han puesto de relieve hasta qué punto el capitalismo es, simplemente, incompatible con la felicidad personal y con la sostenibilidad social y ambiental del planeta. Frente a la orgía del “vivimos en el mejor de los mundos posibles”, nos toca ser los aguafiestas que recordamos que hay demasiadas cosas rotas. Todos los problemas globales se han agudizado: pobres más pobres, ricos más ricos, más infradesarrollo, vidas mercantilizadas, dificultades crecientes para encontrar
una razón para seguir adelante, calentamiento global, crisis flagrante de nuestro modelo de producción y consumo, pérdida de raíces, espirales de pérdida de sentido… De modo recurrente recordamos que el camino del capitalismo es el camino de la barbarie civilizatoria.
Pero no nos faltan fuerzas. Muy al contrario. La perversidad del capitalismo no nos es desconocida, aunque las preguntas están ahora en otro sitio. ¿Por qué en este tiempo de miseria moral y económica, la izquierda alternativa, parece, sin embargo vivir momentos de indecisión y duda? ¿Por qué no convertimos nuestro capital de trabajo, honestidad política y propuestas de bienestar para la mayoría en mejores resultados electorales? O incluso, ¿por que no hay un aumento espectacular de la afiliación, de la movilización social, de la contestación a las agresiones cotidianas y recurrentes de este sistema miserable?
Éste es hoy nuestro mayor desafío: tenemos que ser capaces de hacer eso tan difícil y tan imprescindible para la gente de abajo: convertir en verdad las malas noticias. No retirar la mirada ante la cotidianeidad que no nos gusta. Asumimos el reto urgente de convertir en una narración coherente y articulada los sucesos del día a día, la realidad que afecta a la gente que vive, precisamente, esa realidad oculta en la cultura del espectáculo. Tenemos que ser capaces de recuperar en una nueva dimensión, en un tiempo nuevo, en circunstancias diferentes, nuestra capacidad histórica, la que ayudó a construir la democracia. Esa mirada diferente es la que permitirá que nuestras explicaciones sean recibidas como un nuevo sentido común crítico y exigente aplicado a la política.
Recuperar esto hoy pasa por afirmar cotidiana y regularmente nuestra identidad de izquierda alternativa y transformadora que ni se acobarda ni calla ni consiente. ¿Cómo es posible que hayamos tenido que esperar al año 2008 para entender que con este modelo de crecimiento apenas le quedan cien años más de vida al planeta? ¿Qué tierra van a heredar los jóvenes y las generaciones venideras? Es hora de recuperar una de
las verdades más profundas de la izquierda: el capitalismo es la barbarie. Por eso, aprovechamos el espacio de este programa electoral para recordar que somos y seremos conscientemente anticapitalistas, y que en coherencia con ello, reivindicamos un modo diferente de organizar la vida y la convivencia que para nosotros tiene un nombre que se renueva constantemente: el socialismo.
No seremos izquierda si perdemos esas referencias; no seremos izquierda si, al tiempo, no somos capaces de proponer con credibilidad, con seriedad respuestas veraces a los problemas que angustian y agobian a la gente, esos problemas que nos inquietan y nos llenan de incertidumbre. Nuestra capacidad de izquierda no la medimos solamente con el discurso. También lo hacemos con la capacidad real de transformar la política real.
Pero tampoco lo seremos si no convencemos de que somos portadores de esperanza, de perspectivas de cambio, de una utopía con los pies en el suelo. Estamos aquí para decir eso: “confiar en nosotros, confiar con nosotros, participar con nosotros” para construir juntos esa confianza en una vida buena.
Lo que la sociedad de izquierdas quiere de nosotros y nosotras es sencillo, aunque requiere de una enorme responsabilidad: propuestas de izquierdas, de cambio real, creíbles, realizables, que anuncien que es posible y deseable hacer las cosas de otra manera.
[...]
En este tiempo de rebajas ideológicas y propuestas electoralistas, nosotros no queremos participar de esa almoneda. Esa competencia por ver quien hace la propuesta más increíble y paradójica no está en la manera de entender la política de las personas que queremos representar. Que sigan los demás partidos con la cuadratura del círculo de querer incrementar el gasto social al tiempo que recortan impuestos. Forma parte de un circo electoral que no sirve sino para desprestigiar más a la política.
En lo que se refiere a Izquierda Unida, está en nuestra crianza democrática decir cosas sencillas que buscan recuperar la normalidad en el uso de las palabras y en su sentido:
- Decir que no es de izquierdas bajar los impuestos, y recordar que es de izquierdas luchar por una justicia fiscal que permita a los poderes públicos promover políticas sociales de alcance universal.
- Decir que no es de izquierdas limitar derechos o proclamar reconocimientos sobre el papel sin posibilidad de que se cumplan. Por el contrario, decir que sí es de izquierdas impulsar derechos y asegurar, a través de los poderes públicos y de los presupuestos, su cumplimiento. No una promesa hueca de vivir mejor, sino la garantía de vivir bien, que pasa por una buena vivienda, educación pública de calidad; una sanidad a la altura del país que queremos ser.
- Decir que no es de izquierdas desregular el mercado laboral, flexibilizar el trabajo, privatizar los servicios públicos. Decir que sí es de izquierdas garantizar mercados de trabajo estables, previsibles y con derechos que hagan cierto lo de trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
- Decir que no es de izquierdas condenar a millones de personas a la irregularidad, al miedo permanente, a un mundo sin derechos. Decir que sí es de izquierdas promover los derechos humanos para todos y todas, sabiendo que ningún ser humano puede ser ilegal.
- Decir que no es de izquierdas doblar la rodilla ante el imperio y sus exigencias. Decir que sí es de izquierdas promover una política internacional de solidaridad, de cooperación y de paz. Dejemos al PP el deseo de una política internacional “para que nos respeten”. Por nuestra parte, queremos impulsar una política internacional para que nos quieran en el mundo, no para que nos tengan miedo.
- Decir que no es de izquierdas producir y consumir guiados por un productivismo que destruye el planeta, enmascarando ese crecimiento suicida con declaraciones vacías sobre la sostenibilidad o referencias huecas y lanzadas a un futuro lejano sobre Protocolo de Kyoto. Decir que es de izquierdas, con la reclamación de valentía que implica, asumir que capitalismo y sostenibilidad medioambiental son incompatibles. Y que por eso hay que empezar a cambiar ya el modelo de producción y consumo para poder dar en herencia a nuestros hijos y nietos un planeta habitable.
- Decir que no es de izquierdas expulsar a la ciudadanía de los grandes debates públicos como se ha hecho con el futuro de Europa. Decir, muy lejos de ese nuevo elitismo político, que de izquierdas es apostar por la participación y profundización de la democracia y hacer que las instituciones modifiquen sus encorsetados rituales y se abran a la sociedad.
- Decir que no es de izquierdas postrarse ante la Iglesia y costear creencias particulares, y que tampoco lo es favorecer o castigar a ninguna confesión en virtud de su buen comportamiento respecto del gobierno. Sí es de izquierdas, por el contrario, recuperar con fuerza las señas de identidad de la modernidad ilustrada:laicismo, es decir separación radical entre Iglesia y Estado, al tiempo que se asegure desde los
poderes públicos la neutralidad en lo que a religión se refiere.
[...]
Nuestras prácticas y nuestra vida como organización no han estado libres de numerosas insuficiencias, pero sin duda ha incorporado al debate y a la agenda de los partidos multitud de temas donde siempre la participación era el eje central. Nuestra iniciativa de las primarias, como forma de devolver a las bases la iniciativa política, ha querido recuperar nuestro lugar como impulsores de un nuevo espacio público, de un nuevo impulso democrático, de una nueva centralidad de la participación en la formación de la opinión pública.
[...]
El actual modelo dominante de producción y consumo ha mostrado una importante capacidad de producción de riqueza y una nula capacidad de redistribución de la misma. De hecho las políticas fiscales y sociales han convertido este crecimiento en regresivo: se hacen más ricos los que más tienen y aumenta el diferencial de ingresos entre los salarios y las rentas de capital. Por otra parte, la lógica privatizadora de las dos últimas décadas ha dejado diezmados los sistemas públicos universales. A duras penas y básicamente gracias al esfuerzo de sus profesionales siguen cumpliendo sus funciones de asistencia. Pero estos sistemas y la intervención pública se pensaron también para facilitar condiciones de igualdad para todas las personas en su desarrollo vital. Para hacer posible que todas las personas pudieran desarrollar un proyecto vital propio en condiciones de igualdad con otros proyectos.

Para recuperar esta capacidad hay que actuar con urgencia y hay que invertir el orden de prioridades en el ámbito económico y social:
- En primer lugar hay que recuperar la dirección política de los procesos económicos: la economía debe estar al servicio de las prioridades políticas que la sociedad establezca. Y esto implica el compromiso de los poderes públicos en el seguimiento y control de los procesos económicos.
- En segundo lugar, hay que recuperar la idea de servicios sociales de carácter público, esto es suministrados por entidades públicas y asegurados en calidad y prestaciones por una dirección política e institucional adecuada.
- En tercer lugar, hay que producir una inversión significativa y urgente en política social, desde este punto de vista proponemos un Plan de medidas urgentes para la convergencia social con Europa que implique el gasto anual de al menos un punto del PIB durante la próxima legislatura.
- En cuarto lugar, proponemos el reconocimiento constitucional del derecho subjetivo a determinados bienes y servicios públicos, entre ellos el de la vivienda.

4 de noviembre de 2011

Somos más

Empieza la campaña electoral (legalmente)

Y muchos podrán pensar que en realidad vivimos de campaña toda la vida y realmente no vale para nada, porque está todo decidido y además da igual lo que salga. No sé si esa afirmación es o no cierta, pero yo prefiero no creerla, porque no me gusta pensarme un agente pasivo, un personaje secundario, de mi propia vida. Me resisto a creerme las encuestas y tirar la toalla. Las urnas están vacías, ¡no lo olvidemos! Nosotros decidimos. Y la izquierda tiene en sus manos elegir entre mercados o democracia. Hay un 30% de abstención que puede hacer que las encuestas se equivoquen. Si esa abstención decide ir a las urnas y votar a la izquierda de la calle, la que tuvo ese grito de rebeldía en el Congreso de los Diputados para decir alto y claro no a contentar a los mercados con una reforma de la Constitución en detrimento del estado de bienestar, si eso es así ¡otro mundo puede ser posible!
Así que ese debe ser el mensaje, el 15M nos ha enseñado a no callarnos, a gritar nuestros deseos, a proponer en lugar de esperar que nos gobiernen ... en definitiva a reivindicar nuestro espacio público, nuestro poder político. Y ahora tú eliges votar a los que con nuestro voto quieren, poquito a poco, ir legitimando el poder financiero, con la excusa de que es por nuestro bien, o votar a los que siempre estuvieron diciendo que el capitalismo podría devorar el estado de bienestar que tanto nos ha costado tener. ¡Tú eliges! yo lo tengo claro ¡elijo rebeldía! y este es el programa por el que lucho y actúo, ¿te apuntas?

Si tu pensamiento es mucho más sutil, mucho más profundo y piensas que esta democracia está caduca, viciada, podrida y que no quieres formar parte de este circo ... solo te puedo decir que el poder que domina nuestras pautas sociales, ya contaba con eso. Es totalmente lícito pensar que no quieres formar parte de este juego, pero mi pregunta es entonces también sutil ¿tampoco juegas a tener una sanidad pública, una educación pública, unas carreteras gratuitas, unos servicios sociales, soporte en caso de desempleo, derecho a una pensión digna ...?
Tú eliges dejar que nos recorten el estado de bienestar o recortar el camino de los que pretenden legitimar el poder financiero ¡Yo lo tengo claro, elijo rebeldía y voto IU!

El visto y no visto griego

Ayer no tuve tiempo de escribir sobre el órdago griego y hoy ya se
han desvelado las cartas ...