27 de diciembre de 2010

Regalos

Tus pasos se detienen sin previo aviso porque un objeto te ha dado una voz en la mente: Oye, me quiero ir de aquí, quiero vivir con Fulanico/a. Y en ese momento sabes que ese objeto no puede seguir en esa tienda, porque está deseando que lo lleves a la casa de Fulanico/a. Ante tan sentida declaración no dudas en dejar registro de ese deseo, así colocas unos papeles de colores en el mostrador mirando al dependiente y le pides que te lo envuelva para que vaya calentito a su nuevo hogar.
Cuando Fulanico/a rompe los papeles y descubre el objeto ... ambos sonríen ¡y tú te sientes casi tan bien como ellos!


Otras veces, pagas por un objeto envuelto con un lazo que dice espero que te guste, ¡Felicidades!, porque el consumo así lo ha puesto de moda, y se lo das a otra persona. Esa persona te da las gracias.

2 comentarios:

Pily dijo...

Es mucho mejor el momento en el que percives que ese objeto ha deseado irse con una persona y fomar parte de vuestras vidas!!! ¡¡qué maravilosa sensación!!

Disfruta de ese momento (aunque sé que ya lo haces!!)

Mar-ia dijo...

Los defensores de los regalos por placer debemos hacernos fuertes en estas fechas de consumo voraz ...