Es difícil vivir en España, fuera de Cataluña, y no saber que el próximo 28 de noviembre eligen al presidente de esa comunidad. Así que me he enterado de que en Andalucía no pagamos impuestos y de otros datos llamativos que se dicen durante una campaña electoral. Pero no es este el tema de esta entrada. De esta campaña electoral me preocupa más lo que creo desprender del hecho de que se acepten campañas publicitarias como las de las juventudes del PSC o la de Montserrat Nebrera: es necesario usar un reclamo impactante (en este caso el sexo) para que el electorado se interese por una campaña electoral.
Si esto es así, ¿es un síntoma de inmadurez democrática? o ¿es que tenemos una democracia tan madura que ya se ha podrido y ahora tendremos que reinventar las nuevas reglas de convivencia ciudadana?
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