Puede ser peligroso, bajo la apariencia de un simple transeúnte canoso, oculta armas infalibles. Ahora no está sujeto a horarios, ni encerrado en un aula, por lo que puede aparecer en cualquier lugar y a cualquier hora.
Piensa seguir apuntando con la gramática de la fantasía a esta sociedad adormecida. Sus disparos suelen ser fantásticamente certeros, donde pone el discurso pone la ilusión y el compromiso. Los niños caen rendidos ante sus habilidades didácticas y hasta los padres más escépticos acaban adorándolo. No hay duda, este maestro jubilado, que anda suelto, hace peligrar la plaga de desidia que azota nuestros días. Cocina la rutina con el mimo del buen puchero y te sirve en la mesa un plato que te hace pensar que otro mundo mejor es posible y merece la pena trabajar por él, siempre con sus dos armas infalibles: ilusión y alegría.
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