Hay palabras que no uso, ganar es una de ellas.
En este estado de panfleto electoral eterno, las consignas se repiten, como las olas en el mar.
Todo parece fluir, para al final que todo quede igual.
Los periódicos derraman chorros de tinta sobre la "nueva política" y sin embargo parece tan vieja ...
Se repiten las frases, cual cánticos en las gradas de un campo de fútbol, que entretienen a los hinchas mientras las estrellas marcan un gol.
La "nueva política" pasa por "ganar" las redes sociales, llenar de almohadillas el ciberespacio, contabilizar los "me gusta", cual victorias en el campo de batalla, comparar el número de"seguidores" con el del enemigo, levantar "temas cadentes" (TTs), poner a tertulianos en las jaurías televisivas y transmitir la idea de seguir a mesías que nos salvarán a todos, desde el sentido común, eso sí.
Todo parece seguir reducido al acto concreto y discreto de depositar una papeleta en una urna. En todo este proceso de cambio, los nuevos y viejos partidos, siguen invirtiendo todo el tiempo en convencer a la gente para que les voten, con la promesa de que justo en ese instante se producirá el cambio ¿y hasta entonces? ¿esperamos?
En la calle parece respirarse un aire nuevo de ilusión y esperanza, la gente parece estar más interesada en la "política". las nuevas caras en las tertulias televisivas parecen haber reactivado al político latente que llevamos dentro, pero ... ¿cómo es la "nueva ciudadanía", cómo son "los nuevos políticos de la polis"?
Muchos han llenado plazas de mareas de colores que reivindicaban servicios sociales, sanidad, educación públicos ..., han parado desahucios, han organizado actos en los que se explicaba un modelo de sociedad diferente, han llenado internet de argumentos distintos a los marcados por la Troika, han aprendido economía para no ser esclavizados por los economistas del "régimen", han visibilizado el grito constante de la Tierra explotada por las grandes multinacionales, han puesto la voz de alarma sobre el TTIP, han denunciado la pobreza que crece cada día más, ...
Pero ... y esos muchos ... ¿son muchos? ¿O son sólo unos muchos, muy pocos, y la inmensa mayoría sigue siendo la misma "ciudadanía vieja" que se cabrea en los pasillos y bares y quiere que todo cambie para que todo siga igual?
Lo veremos cuando vaciemos las urnas y los carteles pidiendo el voto se hayan caído. Lo veremos.
Y confío en que en ese momento podemos por fin, por fin, encontrarnos la gente que queremos cambiar la cotidianidad, independientemente de la papeleta que depositemos (o no) en la urna.
Confío que esa "nueva ciudadanía" que quiere una sociedad diferente, con unas reglas de convivencia distintas, en la que las personas dejemos de ser recursos de las grandes empresas, en la que la Naturaleza se respeta por respeto a ella y a los que vendrán después que nosotros, en la que dejemos de ser meros consumistas, en la que reivindiquemos nuestros derechos arrasados por esta estafa que llamaron crisis, nos encontremos por fin, por fín, y nos pongamos rápido a trabajar para cambiar la cotidianidad.
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