Ya nadie se acuerda de los sms, ni de los correos electrónicos, ni de las cartas ... casi ni de las llamadas de teléfono ... Ahora es la moda de los guasap, con la excusa de la inmediatez, el gratis y el poder enviar fotos o vídeos. Así nuestras vidas están escritas, con faltas de ortografía, en mitad del espacio ...
Somos esclavos de nuestro tiempo, de justo ese que decimos que no tenemos y que nos lleva a deambular entre mensajes de 140 caracteres porque no podemos leer más. No tenemos tiempo.
¿Tiempo? Tener tiempo ... Sin tiempo, vivimos el tiempo, como el camina en mitad de una calle con muchísima gente y, tras unas horas, se descubre asustado, en un barrio que no conoce.
¿Tiempo? Tener tiempo ... puede que muchos lo hayan (hayamos) apuntado como propósito de año nuevo.
¿Tiempo, para qué? Cada uno se hace su lista y cuando acaba se lo guarda para comenzar mañana. Sin embargo, aún siempre sin tiempo, siempre parece haber tiempo para lo nuevo, hubo tiempo para las cartas, hubo tiempo para los correos electrónicos, hubo tiempo para los sms, ... incluso hubo tiempo para las llamadas a móviles, incluso, incluso, hubo tiempo para las llamadas a fijos ...
¿Tener tiempo? Todo es ya antiguo ...
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