Así lo ha contado el periódico Ideal.
Nuestro rector, que se presentó con el eslogan la universidad abierta de par en par, ha declarado a los medios que es un día triste para la universidad por los hechos producidos. Y tiene razón es un día triste, porque nuestro rector se ha escondido, no sólo hoy subiendo a una habitación a puerta cerrada para intentar hacer como si nada pasara y dejando a unos compañeros de seguridad a cargo de "contener" a los manifestantes. Es un día triste, porque nuestro rector se esconde sobre el "ya dijimos que no estamos de acuerdo con los recortes" pero se resigna y asume que suban las tasas de los alumnos, que se aumenten las horas de los trabajadores, que la investigación se desprecie, que no se cubran las bajas de los trabajadores, ...
Es un día triste porque la universidad, que debiera ser un lugar para el conocimiento al servicio de una sociedad mejor, parece quedar reducida a una simple sierva en manos de esta estafa que nos inyectan con el nombre de crisis.
Muchos de los que estaban en esa "procesión cívica-académica" seguro que se oponen a los recortes y quizá no entendía que nos manifestásemos. Pero son los pequeños gestos, los que nos harán defendernos de este ataque. No se puede pretender iniciar un curso como si nada estuviese ocurriendo. Ha llegado el momento de dejar de ampararnos en el "no estoy de acuerdo pero es lo que hay". Porque si nuestros antepasados hubiesen hecho lo mismo, nosotros no habríamos disfrutado de las garantías sociales que hoy pretenden quitarnos.
Si quieres puedes firmar el manifiesto por una educación pública de calidad.
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